La transición energética, la soberanía estratégica, los cambios en la movilidad, el desarrollo turístico sostenible y la resiliencia de las infraestructuras son algunos de los grandes retos que enfrenta nuestra sociedad. Estos desafíos impulsan la creación de activos y sistemas cada vez más complejos y, en muchos casos, innovadores, sobre los cuales existe poca experiencia en términos de mantenimiento y modos de fallo.